Bucaramanga y su Área
Metropolitana ya pasan del millón de habitantes, desde 1973 ha
venido disponiendo sus basuras en el sector conocido como El
Carrasco, ubicado bastante cerca de algunos barrios de Girón y
Bucaramanga. Allí se depositan diariamente más de 750 toneladas
diarias de desechos provenientes de 14 municipios; 731 toneladas de
ese total diario son producidos por los cuatro principales municipios
del Área Metropolitana, como lo muestra la siguiente tabla del
Ministerio de Vivienda, Ambientes y Desarrollo Territorial del año
2009.
Para investigadores como
Richard Rogers, autor del informe “Ciudades para un pequeño
planeta”, es claro que las ciudades con un metabolismo lineal
consumen y contaminan en grandes proporciones: las ciudades actuales
consumen tres cuartas partes de la energía mundial y provocan al
menos tres cuartas partes de la contaminación total. Las basuras han
sido tradicionalmente entendidas como lo indeseable que se debe
sepultar en lo más profundo de la tierra para que no estorbe “la
belleza del urbanismo”. Pero no hay ciudad sostenible donde no se
tiene una visión clara de futuro en cuanto a cómo reducir los
diferentes desechos: aguas residuales, polución, gases
contaminantes, residuos sólidos, entre otros.
Este reto es el que
afronta una ciudad como Bucaramanga y su Área Metropolitana que
desde hace varios años no tiene claro el sitio donde dispondrá sus
basuras. Varias veces ha sido prolongado el cierre de El Carrasco
para este fin, aún, a pesar de órdenes judiciales y quejas de las
comunidades cercanas al lugar se venían adelantados procesos para
definir entre dos predios ubicados en Girón y Piedecuesta; frente a
ello la movilización ciudadana y la acción de los jueces tiene
paralizadas esas posibilidades. En febrero de este año, y con
intervención de la gobernación, se anuncia que las basuras del Área
Metropolitana serán llevadas hasta el corregimiento Uribe Uribe de
Lebrija. Las discusiones que se ha dado sobre este tema ha dejado ver
el lamentable cruce de intereses privados quienes con apoyo público
hoy expeculan resepcto a la propiedad de la tierra; situación que
dejó muy clara el columnista de Vanguardia Liberal, Manolo Azuero,
quien denunciaba el 4 de marzo de 2012 a los verdaderos “Patronos
de Chocoa”: Rodolfo Hernández, Rodolfo José Hernández, Fredy
Antonio Anaya, y otros, con un pie en la contratación privada y otro
en los cargos públicos (Véase
http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/manolo-azuero/manolo-azuero/146285-los-patronos-de-chocoa)
Según el gerente de la
EMAB, de las 478 Toneladas de basura que producen a diario el
municipio de Bucaramanga, sólo 7,1 Toneladas son recicladas, lo cual
quiere decir que no llegamos a reciclar ni el 2% de las basuras. No
somos una ciudad que se entienda como un sistema autorregulador, con
ciclos de aprovechamiento de sus residuos. Estamos dejando morir y
acabando con nuestros pulmones naturales, al tiempo que destrozamos
el entorno con un cúmulo creciente de basuras. Eso quiere decir que
el problema no es tan sólo ubicar dónde hacer el hueco y entregar
el contrato de recolección, lo cual por sí sólo sería
improvisación, sino que se trata de planificar e invertir en salidas
de largo plazo, como el reciclaje.
En los últimos días se
ha impuesto una campaña de reciclaje obligatorio en toda el Área
Metropolitana, buscando con ello que las familias contribuyan con el
manejo de las basuras, separando en sus casas algunos materiales
reutilizables. El miércoles 3 de julio fue el primer día de
reciclaje obligatorio: las familias no debían sacar sino materiales
que hubieran separado para que los carros recolectores se los
llevaran. Pero en la gran mayoría de zonas pasó todo lo contrario:
las familias entendieron la medida de otra manera, sacaron sus
desechos tradicionales al lado de algunos materiales reciclables,
entonces durante todo el jueves y viernes las calles de distintos
sectores se inundaron de basuras, chulos, rodeores y regueros.
También se presentaron protestas en el Norte de la ciudad y en
sectores del Occidente y Girón, donde la gente exigía que la
compañía le recogiera sus basuras. Éste no es un asunto de simple
estética, sino ante todo de salud pública, más si entendemos las
calles de la ciudad como lugar de encuentro, sitio de tránsito, y
muchas veces patio de recreo de las familias.
Lo ocurrido demuestra que
el reciclaje no es un asunto de sanciones, sino de invertir dineros
públicos en la promoción de una cultura del consumo y del reciclaje
consciente de los beneficios y nececidad del mismo. Pero es
entendible que esto pueda incomodar al poder comercial que por estos
días sigue tomándose la ciudad con grandes cadenas de consumo de
corte multinacional como Fallabella, Jumbo, Casino, Ripley… Algunas
preguntas asaltan a la opinión pública: ¿ante un cambio súbito en
el mecanismo de recolección de basuras no es clara la ley en dar al
usuario la oportunidad de objetar esas nuevas condiciones impuestas
por el operador y/o las autoridades? ¿Si las rutas de recolección
de basuras se disminuyeron en 1/3, no deberían bajar las tarifas en
1/3 también, más aún si se sabe que el reciclaje es amplia fuente
de recursos? ¿Cómo se aplicarán las sanciones a los que no
reciclen, teniendo en cuenta la complejidad de determinar de quién
es la basura, si la sanción va para el dueño de la casa o el
arrendatario o el vecino o el conjunto residencial…? ¿Por qué
sólo tienen derecho a recoger el reciclaje 8 cooperativas y no
algunas personas a las que empieza a estigmatizarse con el sello de
“recicladores informales”? ¿Por qué se incumple con los
propósitos publicitados por las compañías recolectoras? Ejemplo,
la multinacional PROACTIVA en su página web anuncia como parte del
contrato de recolección con la ciudad: “Recolección y transporte
del material recuperable, mediante ruta selectiva, actividad que se
deberá iniciar por tardar a los 12 meses de iniciado el contrato.”
(Nótese el subrayado en el mecanismo que la misma compañía había
anunciado. Disponible en
http://www.proactiva.com.co/index.php?option=com_content&view=article&id=41&Itemid=273)
Son muchas dudas, pero en
medio de todo lo cierto es que La Ciudad Bonita debe reciclar,
incluyendo a las personas de muy bajos ingresos, hoy se requiere
hacer una inversión de recursos y la disposición de personal con
capacidades pedagógicas para atraer a la comunidad a una cultura del
consumo y del reciclaje consciente. El esquema del reciclaje
debería complementar, más no reemplazar la recolección habitual,
mientras va construyéndose el compromiso ciudadano con el reciclaje.
Para liderar este tipo de procesos es que los ciudadanos designan a
sus gobernantes y no para tomar decisiones a la ligera y basadas en
el amedrantamiento de la sanción; si el
norte de los gobiernos fuera la gente, con seguridad se le aportaría
mucho a la paz.
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